La Pérdida de confidencialidad.
Desde el momento en que una empresa empieza a cotizar en bolsa, en su folleto informativo se debe informar de su negocio, mercados en los que opera, estrategias presentes y futuras, y más. Hay empresas que no quieren dar a conocer esta información, y ésta es una de las razones por las que se puede decidir no salir a mercado.
Obligación de auditar sus estados financieros.
Si bien puede ser una ventaja, el hecho de que tus cuentas estén auditadas por una empresa de prestigio, también puede ser un inconveniente, y un gasto (¿o inversión?) asociado.
Mayor presión para entregar resultados.
Teniendo en cuenta la volatilidad del mercado, las empresas que cotizan en bolsa sienten la presión de mantener el valor de sus acciones. Esto hace que no se puedan tomar decisiones con riesgo por si tienen un impacto negativo.
Pérdida de control y valoración diaria del mercado.
Las empresas que cotizan en bolsa deben suministrar información periódica a los reguladores, por ejemplo, la CNMV, así como informar constantemente a sus accionistas y otros agentes interesados, como analistas financieros y bancos de inversión. Esto podría llegar a afectar en la toma de decisiones, ya que puede prevalecer las acciones a corto plazo, a priori mejor valoradas por el mercado, que acciones a largo plazo.